Ana Sabaté es profesora de geografía humana y directora de la Oficina para la Igualdad de Género de la Universidad Complutense. Ha dirigido recientemente un curso en El Escorial sobre “Ciudades y ciudadanas: construyendo el cambio”. No le gusta hablar de ciudades femeninas, sino de ciudades más habitables para las necesidades de las mujeres.
- Se puede hablar de una relación entre género y espacios urbanos?
Sí, soy de las que considero, y trabajo en ello, que cualquier realidad humana siempre se puede analizar desde una perspectiva de género. En este caso, las diferencias en la utilización de los espacios urbanos vienen dadas por las diferentes funciones desarrolladas por las mujeres y su evolución a lo largo de la historia.
En la actualidad tendríamos ciudades que en occidente surgen y se desarrollan con la revolución industrial y que ahora no se ajustan a las realidades actuales. Ciudades que han sido planificadas a lo largo de la primera mitad del siglo XX desde la idea de que la persona que se desplazaba fuera de casa a buscar un salario era el hombre, mientras que las mujeres se quedaban en casa, en el barrio inmediato encargándose de la vivienda, los hijos y todo lo que conlleva el trabajo reproductivo. La realidad de hoy es que la mayor parte de las mujeres trabajan fuera de casa con lo que se producen una serie de desequilibrios en las ciudades actuales.
- ¿Se pueden hablar de ciudades con género? ¿Ciudades masculinas, femeninas o neutras?
No las llamaría así. Las ciudades han sido planificadas por los hombres y responden más a su concepto de ciudad que a las necesidades de las mujeres. Por ejemplo, las mujeres son las principales usuarias de los servicios y utilizan mucho más el transporte público para sus desplazamientos. Las ciudades en realidad están más pensadas para los hombres, por ejemplo, los nuevos desarrollos urbanos, los llamados PAU de Madrid son grandes extensiones de viviendas donde prácticamente no hay servicios. Tienes que coger, casi siempre, el coche para irte al centro comercial. Esas son ciudades, no diría que masculinas, sino planificadas desde las necesidades de los hombres y no desde las necesidades de las mujeres.
Por otro lado, no hablaría de ciudades femeninas sino de ciudades que se adaptan mejor a las funciones atribuidas a las mujeres. La tendencia sería ir eliminando los obstáculos y que hombres y mujeres utilicen el espacio. Hay barreras en las ciudades que las mujeres sufrimos más, aunque no sólo nosotras, desde el momento que tienes que desplazarte con un cochecito de niño o con un carrito de la compra, no hay forma de pasar entre los coches, las aceras y los pasos de cebra están invadidos. Antes no se podía subir a un autobús con el cochecito, aunque desde este año sí se permite. Precisamente esa campaña ha sido lanzada por uno de los grupos que más años lleva trabajando en los espacios urbanos desde la perspectiva de género, el colectivo de mujeres urbanistas de Madrid, que lleva trabajando en estos temas desde hace doce años, haciendo campañas para que haya más jardines, mejor accesibilidad, pequeños espacios de expansión para niños y ancianos.
- ¿Qué tendría que tener una ciudad que se proyectara desde una perspectiva de género?
Ese ha sido uno de los planteamientos del curso desarrollado en El Escorial. Se están haciendo aportaciones desde la arquitectura, la sociología y la antropología. Hay buenas experiencias. En América Latina se está planteando el tema de la seguridad en las ciudades dado que las mujeres son víctimas de las agresiones físicas y sexuales. Mujeres que llegan tarde de trabajar y que tienen que hacer un recorrido desde donde las deja el transporte público hasta sus casas. En ese espacio sufren agresiones, eso quiere decir que esa inseguridad impide a muchas mujeres utilizar la ciudad en la misma medida que los hombres en cuanto a que hay espacios y horarios en los que las mujeres no se atreven a circular.
En las ciudades occidentales también lo experimentamos, en determinadas horas tenemos que desarrollar estrategias como las de no llegar a casa solas, coger un taxi, que nos acompañe alguien hasta nuestra puerta… Me parece una línea muy interesante, esa inseguridad priva a las mujeres de utilizar plenamente la ciudad.
- ¿Hay una incipiente corriente sobre la proyección de un nuevo urbanismo?
Sí, en cuanto a lo que podemos aportar las mujeres para hacer unos espacios más habitables. Es interesante el compartir experiencias o lo que se llama el trabajo en red. Dentro de esta línea hay experiencias en España con el Colectivo de Mujeres Urbanistas de Madrid; en Sevilla se encuentra el colectivo Suburbana; en Barcelona en torno a la Fundación Maria Aurèlia lia Campmany. Desde hace bastantes años se está trabajando por compartir experiencias en España con mujeres que trabajan como profesionales en urbanismo: arquitectas, sociólogas y geógrafas.
Las principales innovaciones en estos temas sobre propuestas de ciudades más habitables desde las necesidades de las mujeres están países como Austria, Países Bajos, Canadá y América Latina. En este último caso destaco el trabajo conjunto de mujeres profesionales del urbanismo con movimientos de mujeres de base y feministas. Lo importante es el compartir experiencias, lo que funcione ponerlo en común, difundirlo y ponerlo en funcionamiento en otros contextos.
- ¿Influyen los gobiernos locales en el diseño de un espacio urbano más amable?
Este es otro de los ejes en los que se está trabajando. En el curso de El Escorial estuvo Alejandra Massolo, socióloga y una de las autoridades mundiales en el acceso de las mujeres a los poderes locales. En España se plantea como democracia paritaria que hombres y mujeres tengan igual peso en la toma de decisiones.
Paradójicamente hay más mujeres en los gobiernos centrales que en los locales, y más concejalas que alcaldesas. Se está intentando avanzar por ahí para que el acceso a lo local sea más fácil para las mujeres y poder gestionar el entorno cotidiano en cuanto a nuevas normas de convivencia, usos del tiempo y propuestas de espacios más humanizados.
- Es Directora de la Oficina para la Igualdad de Género de la Universidad Complutense ¿qué objetivos tienen y cuáles son los proyectos de la Oficina?
Es un servicio que creó hace tres años la Universidad Complutense, fue la primera universidad que lo puso en funcionamiento con la idea de apoyar las políticas de igualdad dentro de la propia universidad, de promover estudios y difundir las investigaciones.
Llevamos a cabo acciones en muchos ámbitos, somos un servicio que atendemos situaciones conflictivas como acciones más o menos agudas de acoso sexual en el ámbito del trabajo tanto fuera como dentro de las aulas. Hay que vigilar que no haya discriminación negativa para las mujeres, buscar horarios flexibles, facilitar el cuidado de personas dependientes, promover investigaciones y estudios.
Mi primera tarea al llegar de vacaciones será desarrollar un plan de igualdad para la propia universidad que incluirá a personal, estudiantes, colectivo de profesores, administración y servicios. De lo que se trata es de cumplir la ley de igualdad efectiva de hombres y mujeres. No es cuestión de si parece bien o no parece bien a la universidad, sino de cumplir lo que diga la ley.
Fuente: http://www.amecopress.net/ 14 de agosto, por María Cobo
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