27 de septiembre de 2007

Cine: Siete mesas de billar francés de Gracia Querejeta

La fuerza de las mujeres

Las actrices brillan en 'Siete mesas de billar francés', de Gracia Querejeta, filme español a concurso

"Dos mujeres bien distintas están condenadas a entenderse ante la ruina emocional y económica que amenaza sus vidas". Así resume Gracia Querejeta Siete mesas de billar francés, su quinto largometraje. Distintas, pero con varios puntos en común: ninguna de las dos (Blanca Portillo y Maribel Verdú) ha tenido suerte en sus relaciones sentimentales; las dos comparten un horizonte vital oscuro, con muy pocas salidas, y las dos tienen, con mayor o menor intensidad, la convicción de que el destino depende en gran medida de ellas mismas. El camino hacia los primeros resquicios de luz comienza con la recuperación de un local con siete mesas de billar francés (el juego de tres bolas propio de concursos o campeonatos) y, con ello, el convocar de nuevo a los amigos del equipo del difunto padre. A partir de ese momento, la película adquiere un tono más coral aunque la columna vertebral de la misma sigan siendo las dos protagonistas.

Un guión bien construido, unos diálogos brillantes por su coherencia, funcionalidad y ensamblaje con el entorno social en el que se desenvuelven los personajes interpretados por Jesús Castejón, Enrique Villén, Raúl Arévalo, Ramón Barea, Lorena Vindel, Amparo Baró y el niño Víctor Valdivia componen el estupendo tejido humano en el que destaca de manera extraordinaria una Maribel Verdú que debería figurar desde ahora mismo como una de las candidatas más legítimas a la Concha de Plata a la interpretación femenina. La última etapa de la actriz está siendo inolvidable: plena de recursos interpretativos, de sabiduría y dominio del oficio, encaja como un guante de seda en esta historia de barrio obrero en la periferia de Madrid. Gracia Querejeta, peldaño a peldaño, demuestra con Siete mesas... un quehacer cinematográfico cada vez más consistente (...)

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